Esta familia trae su cultura y recetas dominicanas a EE. UU.
Estas hermanas dominicanas convirtieron sus sueños en realidad y su receta familiar en un negocio. Descubre cómo.

Participantes renumerados
La familia lo es todo para los Morel, pero la idea de irse a vivir con sus 8 niños de Santiago, República Dominicana, a Estados Unidos todos al mismo tiempo fue abrumadora. Así que tomaron una decisión difícil: Máximo iría primero para encontrar un lugar donde vivir, y poco a poco llevaría al resto de la familia. En 1990 se estableció en el vecindario Ozone Park de Queens, New York, y, de acuerdo a sus planes, los niños de la familia Morel empezaron a llegar en grupos, de mayor a menor edad.
Para una familia que da tanta importancia a estar unidos, la separación fue la parte más difícil. Una vez que los últimos 2 niños llegaron a New York, la familia volvió a estar unida y lista para recuperar el tiempo perdido.
Aunque su nuevo país les dio una gran cantidad de oportunidades, los Morel extrañaban muchas cosas de su tierra natal. ¿Y lo que más echaban en falta? El clima y la comida. No podían controlar el clima, pero en lo que respecta a la comida, tuvieron una idea.
“Cada año organizamos una fiesta de fin de año para nuestros empleados. Normalmente usamos nuestros puntos de recompensa para comprar tarjetas de regalo u obsequios para regalarlos durante el evento”.
– Natalie Ramones, Mamita’s Ices
Recrear parte de su tierra
Usando la receta de su abuela que le gustaba de pequeña, Nieve Morel, una de las hermanas, comenzó a hacer helados de sabores en su casa en el Bronx, con solo unas cuantas bandejas y un pequeño congelador. La familia disfrutó de este nostálgico sabor de su tierra, pero Nieve tenía sueños mucho más grandes. Su plan era vender el helado de sabores a tantas bodegas de New York como fuera posible, varias de las cuales eran propiedad de otros dominicanos y eran frecuentadas por ellos. Así que Nieve anotó todos los números de teléfono en una libreta, llamó para tomar pedidos y ella misma hizo la entrega de los helados. Forjó un lazo inmediato con los propietarios de negocios y rápidamente se ganó su confianza; y los pedidos para sus negocios.
En esos tiempos Nieve pasaba los días trabajando en una joyería y las noches preparando en casa los helados de sabores. Los empacaba en hieleras portátiles y se los llevaba al trabajo, haciendo las entregas de camino a casa. “A veces me acostaba a medianoche”, dice Nieve. Para ayudar a aumentar el volumen y llevar el producto a aún más ubicaciones, convenció a su hermana Juana para que hiciera helados de sabores en su casa en Queens.
Estos dulces congelados proporcionaron una conexión con nuestras raíces que la familia Morel extrañaba y que no podía encontrar en EE. UU. Rodeados de una comunidad hispana tan grande, esperaban que otros en New York también disfrutaran de los helados de sabores al estilo dominicano. No tenían ni idea de lo mucho que acertaron.
Cómo hacerse un nombre
Las hermanas probaron con el emprendimiento. Y les gustó. Abrieron un restaurante y panadería en Queens, y empezaron a fabricar allí los helados de sabores al estilo dominicano. A pesar de algunas barreras idiomáticas, la familia hizo todo el papeleo y puso el negocio en marcha. Las cosas iban muy bien, o así creyeron. Un día un inspector fue al restaurante y les ordenó que botaran todos los helados de sabores a la basura, porque no tenían la licencia adecuada para venderlos. Resultó que necesitaban una licencia de distribuidor de leche del Departamento de Agricultura y Mercados del estado porque los helados de sabores contenían leche.
En lugar de negarse o quejarse, las hermanas ayudaron al inspector a deshacerse de sus productos. Y este fue el comienzo de una hermosa relación que todavía existe hoy. Uno de los hermanos, Franklin, trabajó de cerca con el inspector y el Departamento de Agricultura para comprender qué se necesitaba y solicitar la licencia correcta.
Aunque muchos habrían visto esto como un obstáculo, los Morel lo vieron como una oportunidad. Hasta este momento, no tenían envases ni etiquetas. Ni siquiera tenían un nombre. Cuando Franklin se encontró con esa pregunta al iniciar la solicitud, le preguntó a sus hermanas cuál debería ser el nombre. Fue Juana la que sugirió Mamita, por su abuela materna.
“La familia para nosotros es primordial. Desde que éramos muy jóvenes, nuestros padres nos inculcaron los valores familiares”, dice Nieve. “La unión familiar es nuestra fuerza”. Así que era apropiado que el negocio honrara a ambas abuelas: la receta de la abuela paterna, y el sobrenombre de la abuela materna. Y así nació Mamita’s Ices.

Imágenes de Kel
Extender su familia y sus valores
Máximo y Juana ya no están tan activos en el negocio, pero una cosa es cierta: Todavía están muy a cargo de su familia. “Mi papá nos dijo: ‘Si veo que discuten o se enfrentan entre ustedes por un dólar... prefiero verlos sin nada’”, dice Juana. “Así que estamos juntos como familia, siempre. Nunca vamos a pelear por un dólar”.
Trabajar con la familia significa todo para los Morel. Hay un factor de confianza incorporado. Sus hijos ahora ayudan a administrar el negocio. De hecho, esta próxima generación está a cargo de muchas de las funciones operativas del negocio, incluyendo banca, marketing y distribución.
Pero no se trata solo del negocio familiar. Comen juntos todos los días, todos ellos. Hermanos y hermanas, padres, sobrinas y sobrinos: nadie puede saltárselo.
Tener socios comerciales que compartan sus valores es muy importante. “Si sigues tu corazón, tus sentimientos y deseos, las personas entran en tu vida. Para nosotros, Jessie Santana fue una de esas personas”, dice Nieve. “No es solo una relación de cliente a banquero. Jessie es familia”.
Como su gerente de relaciones comerciales en Chase for Business, Santana trabaja junto a cada uno de los miembros de la compañía para cubrir cada una de sus necesidades comerciales. “Soy parte del plan estratégico, parte de sus ventas. Me siento como una parte activa de la compañía que puede agregar valor en cada una de estas áreas”, dice Santana. “Es muy satisfactorio ver crecer y salir adelante a personas de tu propia comunidad. Así que celebro con ellos como si fueran familia”.
Planificar para el futuro
Mamita’s ha recorrido un largo camino desde que los Morel empezaron a hacer helados en bandejas de hojalata en las cocinas de su casa. Hoy en día, sus productos pueden encontrarse en 15 estados y en Puerto Rico, y tienen planes de mudarse a una fábrica más grande y llegar al menos a 40 estados. Los hermanos están experimentando con nuevas frutas para ampliar su oferta de sabores y trabajando con su equipo de Chase for Business para determinar qué productos bancarios los ayudarán a ampliar su negocio. Independientemente de lo que depare el futuro para Mamita’s Ices, una cosa es segura: lo harán juntos.